En mi primera semana en la India, al deternerse nuestro carro en un semáforo, se acercó un niño a pedir plata. Cuando vió que una de las personas era blanca, empezó a gritarle a los otros niños "Gora! Gora!", la expresión en hindi para las personas blancas o, a veces más generalmente, para los extranjeros. De inmediato llegaron otros tres niños a golpear en las ventanas, especialmente en la de mi amigo gringo.
Con el correr del tiempo me di cuenta de que ésta es la imagen preponderante acerca de los extranjeros: son los que tienen plata. No se nota sólo cuando los mendigos buscan a los blancos, también cuando los rickshaws les piden cantidades exorbitantes o simplemente cuando los extranjeros reciben mayor atención en cualquier local comercial. Esta semana en la oficina de educación del distrito, el respectivo director no nos paraba muchas bolas hasta que se enteró que yo era extranjero, después de lo cual empezó a portarse muy bien con nosotros.
Uno creería que una cultura tan antigua y tan diferente tendería a rechazar a los extranjeros, y puede que sea cierto en aquellos lugares donde todavía las tradiciones están muy arraigadas. La India que yo he vivido, la India urbana, es un país que se está "occidentalizando" a un ritmo vertiginoso, donde pasa todo lo contrario. Los extranjeros son la novedad, el dinero, vienen de una sociedad "mejor", la de las películas, la de los avisos publicitarios. A la gente le gusta hablar con ellos, es un honor que vayan a sus casas o asistan a sus bodas. Sin embargo, la diferencia cultural es muy grande para que puedan entablar amistades de verdad, a menos que los indios involucrados hayan tenido mucho contacto con occidente y compartan parte de su cultura. Los extranjeros tarde o temprano se dan cuenta de esto, lo cual, sumado a que para un occidental es muy difícil llegar a comprender cómo piensan los indios, hace que por lo general terminen buscándose entre sí. No porque la sociedad los rechaze, simplemente porque se sienten más cómodos en un grupo de personas más parecidos a ellos. Cabe aquí una frase de Gita Mehta que ya había citado en el blog: "Those who visit India on the other hand have not been told often enough or in a popularly comprehensible way that the experience of the East is simply not accesible to the Western mind, except after an almost total reeducation."
El trato a los extranjeros también se debe en parte a lo que aquí llaman el colonial hangover. Los ingleses eran, literalmente, los reyes. Eran dueños de la tierra, los animales, las casas, tenían montones de empleados, comida y toda clase de comodidades. Las familias indias de clase alta enviaban a sus hijos a estudiar a Inglaterra, los que tenían plata se iban de vacaciones por Europa. Además, como en la independencia los ingleses se fueron "pacíficamente" para que los indios se mataran entre sí, no quedaron odiando tanto a los ingleses.
En definitiva, los extranjeros no son rechazados, pero tampoco logran mezclarse del todo dentro de la sociedad india.