viernes, marzo 30, 2007

En un cancha en South Delhi

Vincent desborda por la izquierda, pegado a la raya maneja el balón al mejor estilo de los punteros holandeses. Levanta la cabeza y ve al Crack, que vino a la India a enseñarle a los indios (entre otra nacionalidades) cómo es que se juega al fútbol, pidiéndole la bola. Sin dudarlo un instante suelta un pase a ras de pasto, rápido, preciso, como dicta el manual. El Crack ve venir la bola, sin mirar siente, presiente que tiene un defensa contrario detrás, a menos de medio metro. Está de espaldas al arco, como a 20 metros del arco contrario. No piensa, el fútbol es de instinto, sobretodo en las jugadas rápidas donde no hay tiempo siquiera para pensar. Su diestra mágica sale al encuentro del balón en frente de la también talentosa zurda. Cuando llega el balón lo amortigua, lo consiente, lo amarra al guayo, y empieza a rotar sobre su pierna izquierda, que en su caso no puede ser llamada "la de subirse al bus". Tiene muy poco espacio, el defensor ya está más cerca, pero el corazón le dice que por ahí cabe, y en efecto la pelota y el pie, siendo uno solo desde hace unos segundos, logran transportar la pecosa por este estrecho canal. Desde la tribuna se oye el grito "Are bhai, Zidane ka play", pero están equivocados, Zidane hubiera necesitado más espacio. Teniendo aún el balón pegado al botín lo lanza hacia adelante, empezando una carrera frenética donde el único obstáculo que queda por sortear es el portero...

1 comentario:

Lalita dijo...

Los hombres y el fútbol. :P